En primer lugar, sí, soy el traductor de este libro; pero debo dejar claro no he recibido ni un solo céntimo por escribir este artículo y tampoco por la traducción del mismo, ya que es algo que me ofrecí a hacer voluntariamente tras ver cómo su lectura me ayudó en varias situaciones de mi vida diaria, y sin duda lo hará también en el plano profesional.
¿Cómo di con este libro? Bien, soy desarrollador web junior, y estaba buscando algo que me ayudase a encontrar mi primer trabajo en esta profesión: videos de youtube, libros… lo que fuera. Como pretendo especializarme in Javascript y sobre todo en Angular, fue así cómo en Amazon me encontré con los trabajos de Michael Callaghan , ya que es un experto con años de experiencia en dicho framework. Rápidamente, además de los otros libros más técnicos, llamó mi atención la versión en inglés de “¡No digas eso en el trabajo!” .
No sabía si era exactamente lo que buscaba, pero siempre he sido consciente de haber cometido errores en mis anteriores trabajos que no me gustaría volver a repetir, especialmente siendo el del desarrollo web un campo en el que toda mi experiencia son proyectos propios, casi nunca para terceros; y dada la alta importancia de la inteligencia emocional a la hora de obtener (y mantener) un trabajo, así como saber relacionarse con otros (sean clientes, jefes, compañeros del equipo…), me decidí a comprar este libro .
Lo que ahí encontré eran las vivencias de alguien con casi 30 años de experiencia en el entorno en el que yo quiero empezar a desenvolverme. ¿Cómo no tener curiosidad? ¿Cómo podían no serme útiles?
No tardé mucho tiempo en leerlo. Es un libro corto y ameno. Y tampoco pasó mucho tiempo para que pudiese aplicar algunas de las lecciones del libro y ver sus resultados…
Mantén la calma – controla tu temperamento
La primera vez sucedió en mi propio entorno familiar. Yo vivo con mi madre, la cual es bastante mayor y como es lógico, tiene problemas de salud y dolores que a veces hacen que la relación con ella y su carácter sean bastante difíciles. Se pasaba el día enfadada, por decirlo así. Eso hacía que las discusiones fueran cada vez mayores. Un día recordé una situación similar que Michael relata en su libro, en la que nos describe cómo pudo reconducir la relación con un jefe tóxico que se pasaba el día gritando a los empleados. La táctica de Mike –para la que tuvo que llenarse por supuesto de paciencia–, fue responder con palabras calmadas cada vez que su superior le gritaba o hablaba de malas formas. Le tomó un tiempo, pero esto hizo que poco a poco su jefe comenzase a reaccionar inconscientemente de un modo cada vez menos hostil; que comenzase a bajar sus defensas, por decirlo así, y empezara a interactuar sin gritos ni ataques.
Apliqué el mismo método en casa, y aunque efectivamente a veces sea difícil, puedo asegurar que el método funciona y las relaciones han mejorado considerablemente. Mi madre además se encuentra mejor incluso a nivel físico, porque está bastante demostrado cómo el estrés repercute en la salud física.
Sé amable – No desprecies a nadie
Otra de las situaciones ocurrió hace apenas dos semanas. Me encontraba teniendo que viajar en tren hacia una región bastante aislada de España en donde las vías de comunicaciones no son demasiado buenas. A las dos horas de viaje hubo una avería en el tren y tuvimos que ser trasladados primero en autobús por unas carreteras bastante sinuosas –haciendo que algunos pasajeros llegaran a marearse–. Además presenciamos un accidente en carretera y después tuvimos que tomar otro tren hacia nuestro destino final. Uno puede imaginar el estado de nerviosismo general tanto en el personal como en los viajeros. El ambiente estaba bastante cargado de negatividad.
En ese momento recordé otro de los pasajes de “¡No digas eso en el trabajo!” en el que Michael nos cuenta su odisea en un aeropuerto que estaba cancelando todos sus vuelos debido a una tormenta. La manera en que Mike resolvió el problema me dio las pautas a seguir: lo primero de todo, mantener la calma, e intentar no perder la sonrisa. Eso consiguió, por de pronto, que la zona del bus en que estaba sentado tuviera un ambiente, por decirlo así, más relajado. Donde otros farfullaban hablando sobre lo vergonzoso que era todo aquello, yo hacía bromas con otros viajeros por los conectores de USB del autobús, los cuales, para terminar de rematar la situación, no funcionaban. El hecho de sonreír a otros, de intentar hacerles más agradable el viaje y no tomárselo todo tan en serio, hizo que ese estado de ánimo de propagase al menos en los asientos contiguos al mío.
Pero como comenté antes, había algunos pasajeros que se estaba mareando. Eso hizo que incluso una chica estuviese a punto de vomitar. ¡Y el personal no disponía ni siquiera de bolsas para el mareo!
Varias personas comenzaron a increpar al conductor, quejándose sobre la situación, la deficiencia del servicio y la falta de previsión de la empresa.
Yo, en vez de eso, tomé una bolsa en la que guardaba algunas cosas, la vacié y se la acerqué a esa chica. Por suerte la cosa no pasó a mayores, y creo que el simple hecho de intentar ayudarle, hizo que la chica se tranquilizara. Posiblemente en sus ganas de vomitar había más de nerviosismo que de mareo.
Al bajar del autobús, el conductor reclamó mi atención y tras darme las gracias, me preguntó si mi viaje era solo de ida. Le respondí que debía volver en unos días. Vi que comenzó a escribir algo en un papel y, tras firmarlo, me extendió un bono para un viaje de vuelta gratuito, de nuevo dándome las gracias por haberle ahorrado una situación que podía haberse vuelto mucho más incómoda.
La situación es sorprendentemente parecida a la que describió Mike en su libro. De hecho diría que son cosas que suceden a menudo en cualquier parte del planeta; y su forma de resolverlo, desde luego, también suele funcionar a nivel global: intentar no ponerse nervioso, sentir empatía por los demás, y tratar de no empeorar la situación. Si es posible, por supuesto, proponerse hacer algo por mejorarla.
No hables tan rápido
Pero no quiero simplemente limitarme a contar mis experiencias. Quiero que lo veas por ti mism@ , así que te invitaré a participar en el experimento que Mike cuenta en otro capítulo de su libro.
Quiero por favor que escuches estas tres locuciones, en las que el propio Michael lee un pasaje de la Constitución Norteamericana a diferentes velocidades.
https://www.youtube.com/watch?v=Pz7VZxsWmrw
https://www.youtube.com/watch?v=BfV3wCpLi1A
https://www.youtube.com/watch?v=6LfngWZI6Cg
Prueba a hacerlo tú mismo, solo o con otras personas, con un texto de tu elección.
¿Cómo te sientes tras acabar de leerlo a distintas velocidades? ¿Cuál te hace empaparte mejor del texto, comprenderlo mejor, y manejar mejor la situación o el contexto de lectura? ¿Qué te han transmitido las propias lecturas de Michael?
Puedes dejar en los comentarios tu experiencia, o incluso contactar con Mike en Twitter y hacérselo llegar a él.
Fue tras ver lo útil que me había sido este libro, tan solo unos pocos meses después de leerlo, por lo que me decidí a contactar a Mike y traducir su obra de forma gratuita para que nosotros los hispanohablantes también podamos beneficiarnos de sus consejos. No solo eso, sino que además me ha hecho plantearme una posible nueva opción profesional con la que no había contado hasta ahora, y que es ofrecer mis servicios al público como traductor. Ambos hemos salido ganando, y me gustaría que también lo hagáis vosotr@s.